Adriana, una joven de 22 años fue esclavizada por 2 años en una tintorería al Sur de la Ciudad de México (Tlalpan).
La mujer logró escapar y ya es atendida, presenta un grado alto de desnutrición, sus riñones están muy dañados por la falta de agua y su estomago tiene problemas para digerir; sus órganos en general tienen un severo desgaste, equivalente a una persona de 81 años
En sus primeras declaraciones Adriana señaló que sus captores de nombres: José de Jesús Sánchez Vera, las hermanas Leticia y Fani Molina Ochoa, así como Ivette y Jannet Hernández Molina, la mantenían encadenada, y sin comer ni beber hasta 3 días.
Desde el amanecer y hasta la medianoche, su obligación era lavar y planchar la ropa de ese negocio. Por terminar debidamente su trabajo, recibía sobras de comida como caldo de pollo o frijoles, y tres tortillas.
Sin embargo, cuando no terminaba el trabajo, recibía fuertes castigos: golpes con palos de escoba, con una piedra de molcajete, entre muchos otros utensilios.
Adriana escapo en su segundo intento, el primero le costo ser encadenada por haber tomado $100 pesos. Posteriormente fueron detenidos sus captores, estos en sus declaraciones señalaron que las agresiones fueron consecuencia del carácter violento de la joven y su falta de disposición para acatar órdenes.
Historia de vida
De acuerdo con El Universal, los captores de la joven, José de Jesús Sánchez Vera, las hermanas Leticia y Fani Molina Ochoa, así como Ivette y Jannet Hernández Molina, indicaron que la mujer, identificada como Alejandra, llegó a su casa a los 2 años de edad y quien le propinaba los golpes y el castigo era Leticia.
La chica habría sido entregada por su madre, quien partió rumbo a Monterrey, pero 5 años después regresó por ella y se fueron al norte del país. Alejandra regresó al DF luego de varios años y pidió empleo en la tintorería de la familia.
Hace dos años, antes de ser encadenada, Alejandra intentó huir de la tintorería con 100 pesos, pero Leticia Molina decidió colocarle grilletes como castigo y la golpeó.
La chica de 22 años dijo a El Universal que la primera vez que la encadenaron fue cuando le prohibieron asistir a una fiesta de una de las hijas de la familia, que se iba a celebrar en el piso arriba del negocio.
Alejandra también explicó que Leticia, encargada de la tintorería, comenzó a recibir quejas de clientes por quemaduras en la ropa, por lo que los maltratos aumentaron y le aseguraron que tenía una deuda de mil pesos.
Una mañana le dijeron que le tenían una sorpresa y la encadenaron. Desde entonces pasó casi 2 años en esa condición y en el fondo del local. La dejaban 5 días sin comida y hasta 2 sin agua.
En una ocasión intentó defenderse de las agresiones y Leticia Molina le machacó los dedos de su mano con un molcajete. La mujer consideraba injusto que si le daba techo y comida, Alejandra se atreviera a levantarle la mano.
Entre las agresiones en contra de la chica se destacan los golpes con herramientas del negocio, ganchos para ropa clavados en su piel, quemaduras con la plancha hirviendo.
Luego de escapar la madrugada del domingo, Alejandra recibe atención médica y psicológica de elementos de la Procuraduría del DF. En cuanto a sus captores, la chica de 1.50 metros de altura busca que la justicia sea sólida y efectiva.
“Quiero que paguen cada lágrima, cada golpe, todo lo que llegue a pasar. Mi plan es vivir. Quiero ser repostera, quiero vivir, quiero recuperar los años que no viví”, manifestó Adriana.