Si crees que con tu contraseña es suficiente para que tu correo electrónico, y tus publicaciones en redes sociales estén a salvo, pues resulta que constantemente estamos siendo monitoreados.
Las revelaciones del consultor informativo estadounidense Edward Joseph Snowden a los periódicos The Guardian y The Washington Post, probaron la existencia de PRISM, un programa secreto de espionaje para la recolección masiva de información cibernética, su almacenamiento en enormes bases de datos y su análisis sistemático con ayuda de potentes programas de inteligencia. Lo que significa que todos nuestros datos personales pueden terminar en manos de agencias de espionaje, ciberpiratas y grandes corporaciones.
¿Sabes realmente lo que sucede con tu correo electrónico, tus chats o tus publicaciones en las redes sociales?
¿Por qué le interesaría a un gobierno, a una empresa y a otros conocer todo sobre ti?
Todo inicia cuando te pones en contacto con sitios o páginas de todo el planeta y dejas un rastro de tu paso por la red.
La mitad de esta huella está en el Media Access Control (MAC), o identificador único que el fabricante de tu equipo de cómputo asigna a las tarjetas de red o adaptadores Wi-Fi, también llamado placa de red.
El MAC es el primer vínculo entre la máquina y el usuario, pero está la otra mitad de la huella digital. La IP o Internet Protocol Address, que el proveedor de servicios de internet asigna a tu computadora, laptop o celular.
México y Brasil ante el espionaje, ¿mucha falta o poco pantalón?
La MAC y la IP son dos elementos claves para identificar a un usuario. Luego está la ISP, que indica la latitud y longitud donde está ubicado el servidor de tu empresa de internet. Algo que puedes comprobar tú mismo en esta dirección: http://whatismyipaddress.com; tres «placas» de identidad que permiten ubicar dónde te encuentras.
Desactivar el GPS de tu celular y no geolocalizar tus fotos son medidas que ayudan a evitar que todo mundo conozca la dirección de tu casa. Aun así, ‘surfear’ por internet te coloca frente a riesgos, pequeños y grandes.