DON GIOVANNI: MUERTE, AMOR Y MORAL

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León, Gto. (1 noviembre 2021).- El seductor es el maestro del engaño, el amo de la mentira, y merece un castigo atroz, mismo que recibirá, a menos que se arrepienta o que la divina ira sea más moderada. Así se juzgaba al que con sus artes envolvía a las doncellas y robaba el tesoro de su honra para su mero solaz gozo (y el de ellas, obviamente).

El mito del Don Juan se remite a la Edad Media y lo crearon y acrecentaron lo mismo cristianos que musulmanes. A este personaje le dio forma Tirso de Molina en 1616 en El Burlador de Sevilla y el Convidado de Piedra, aunque también Moliére, Antonio de Zamora, Carlo Goldoni y otros harán lo suyo con versiones propias.

En nuestro país habría de popularizarse la versión del romanticismo español decimonónico con Antonio de Zorrilla y su inmortal difunto Don Juan Tenorio, convertido en teatro clásico del día de muertos.

Este enamorado, hábil, mañoso y burlador galán de galanes zorrillesco, tiene un antecedente; Il dissoluto punito, ossia il Don Giovanni) (El libertino castigado o Don Juan), con libreto de Lorenzo de Ponte y música de Wolfgang Amadeus Mozart. Es un drama jocoso en dos actos que será presentado los días 3,5 y 7 de noviembre en el teatro Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña y el 14 en el teatro Juárez de la ciudad de Guanajuato.

De sexo amor y otras delicias

El renacimiento transformó el concepto del amor medieval y dio la pauta para que paulatinamente la sexualidad tuviera un reconocimiento como forma y ejercicio humano; eso sí, siempre y cuando esté acompañada por el amor. De no ser así, la condena moral vía castigo divino caerá sobre el disoluto (o la disoluta; ver, por ejemplo, la Carmen de George Bizet)

Por un lado, la sexualidad debe ser bendecida por el matrimonio para que no sea pecado (y pase de delito a sólo deleite); por el otro, en una milenaria tradición de matrimonios por conveniencia y compra de mujeres, el concepto de elección de pareja empieza a tomar forma.

Don Giovanni fue estrenada en el Teatro de Praga el 29 de octubre de 1767. Para de Ponte es un drama jocoso, para Mozart, una Ópera Buffa.

Lo interesante de la representación guanajuatense (para la que fueron invertidos siete millones de pesos) es que, si bien el montaje operístico es fiel a su libreto original, visual y escenográficamente se situará en nuestro tiempo. No es un ejercicio novedoso en el Bicentenario, ya antes lo han hecho y es de recordarse Tosca, de Giacomo Puccini, obra estrenada en 1900, que cuenta una historia en torno a la conquista napoleónica de Italia y que visualmente fue narrada como representación del fin de la Segunda Guerra Mundial. Los monarquistas y republicanos enfrentados a causa de Napoleón se convirtieron en comunistas y fascistas. Dos veces ha sido montada esta Tosca en Guanajuato.

Respecto a Don Giovanni, la obra fue compuesta por Mozart entre marzo y octubre de 1787, con el inmediato antecedente de la ópera Don Giovanni Tenorio de Giuseppe Gazzaniga, estrenada en los Carnavales de Venecia de principios de ese mismo año.

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Mozart terminó de escribir la partitura el 28 de octubre del mismo año y al día siguiente fue estrenada. El 7 de mayo de 1788 la obra fue estrenada en Viena, versión a la que le agregó dos arias.

El Don Juan de Tirso, predestinado a salvar su alma porque cree en la misericordia divina, y el Don Juan Tenorio zorrillesco, cuya alma es salvada por el amor a doña Inés, contrastan con el Don Giovanni de le Ponte musicalizado por Mozart, que no se arrepiente (¿quién le quita lo bailao?).

Aunque el filósofo español José Ortega y Gasset tenía otros datos y consideraba que el personaje tenía su dosis de nobleza y solidaridad, con lo que compensaba sus deslices sexosos, Don Juan representaba en su tiempo al sensual egoísta, audaz, pero burlador,al hermoso, pero apostador. Algo así como un Juan Charrasqueado, pero con espada en vez de pistola y sin traje de charro ni cicatriz.

Don Giovanni en Guanajuato

Reza la publicidad del teatro que Paco Azorín, (reconocido director escénico y escenógrafo en los grandes teatros europeos), “ofrece una visión actualizada que profundiza en las razones de la voracidad de la libido del protagonista de este relato apasionante tan complejo, ambiguo, humano y vigente”.

Y ahí radica la reflexión: ¿qué pasa con el seductor en tiempos de Facebook, Instagram y WhatsApp, con los “pack” y los programas de “infieles”? Dice la Sofía popular: “verbo mata carita” (a menos que la carita también tenga verbo).

Todo eso incitará la representación visual de Azorín brindaráen el Bicentenario y el Juárez.

Don Giovanni será representado por Armando Piña; con Sarah Traubel, como Donna Anna; Leonardo Sánchez, como Don Ottavio; Marcela Chacón, como Donna Elvira; Rodrigo Urrutia, Leporello; José Luis Reynoso, El Comendador; Esteban Baltazar, Macetto; y Carolina Torres, como Zerlina.

La Dirección Escénica y la Escenografía corre a cargo de Paco Azorín, y Carlos Martos es el responsable de la escenografía y el movimiento escénico. Ana Garay, vestuario; Pedro Yagüe, iluminación; Pedro Chamizo, diseño audiovisual: bajo la coordinación técnica de Carlos Capdet.

Es una coproducción del teatro del Bicentenario, el Teatro Principal de Palma de Mallorca y el Instituto Estatal de Cultura de Guanajuato. Participan la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato y el coro del Teatro Bicentenario, dirigido por Jaime Castro Pinedo, con dirección musical de Roberto Beltrán Zavala.

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Dicen los estudiosos que, desde la segunda mitad del siglo, el sexo se volvió más accesible (sabemos quién lo tiene, cómo es, dónde está, en qué consiste y cuánto cobran por él), pero el amor es tan difícil de lograr como lo ha sido desde siempre: en el moral siglo XVII, el despertador de sensibilidades siglo XVII y el romántico siglo XIX. Veremos qué nos dice Don Giovanni. Hay que preguntar a los que saben.


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