A bordo del avión privado mexicano que fue destruido el lunes por las Fuerzas Armadas de Venezuela viajaban cinco pasajeros, tres hombres y dos mujeres, además de los dos tripulantes, informó este viernes el gobierno de Querétaro.
Hasta ahora, según una fuente de la cancillería mexicana, Venezuela no ha informado sobre detenidos o fallecidos en el incidente, y solo se ha limitado a comunicar por la vía diplomática que los ocupantes huyeron de la esce3na luego de aterrizar.
El jet, que despegó del Aeropuerto Intercontinental de Querétaro el pasado lunes por la mañana con destino a las Antillas Holandesas, había llegado tres días antes procedente de Monterrey, informó Jorge López Portillo, secretario general de gobierno de Querétaro.
En Querétaro abordaron la aeronave Isaac Pérez Bonn, Susana Bernal Rivas, Adriana Gesabel Cruz Méndez, Sergio David Franco y Manuel Eduardo Rodríguez Benítez, según López Portillo, que dijo contar con copia de sus respectivos pasaportes, ninguno de ellos expedido en el estado.
Además, el funcionario reveló que el avión con matrícula XB-MGM, un Hawker Siddeley HS-125-400, era pilotado por Carlos Alfredo Chávez Padilla, mientras que el copiloto era Mauricio Pérez Rodríguez. «Los tripulantes tienen base en Toluca, Estado de México», aseguró López Portillo.
El gobierno venezolano clarificó, a través de una nota diplomática entregada a México, que el avión no fue derribado sino obligado a aterrizar y luego destruido en tierra.
El jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada de Venezuela, Vladimiro Padrino, informó el pasado martes que el jet fue detectado e interceptado por el Comando de Defensa Aeroespacial en el estado de Apure, fronterizo con Colombia.
Según la Ley de Control para la Defensa del Espacio Aéreo de Venezuela, esto significa que una aeronave de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana «identificó» al jet cuando violó las disposiciones relativas a la circulación aérea. Sin embargo, según la misma legislación, las aeronaves también pueden ser interceptadas cuando se sospeche que están siendo utilizadas con «propósitos distintos a los autorizados».
Según la nota diplomática de Venezuela, tras ser obligada a aterrizar, los tripulantes de la aeronave huyeron. Luego, la aeronave fue «inmovilizada», lo que significa que, según la ley, una aeronave militar venezolana empleó «los sistemas de armas para impedir la operación de la aeronave declarada hostil que haya aterrizado».
En cambio, según la ley, cuando una aeronave es «inutilizada», significa que fue derribada en el aire por una aeronave militar.
El avión estaba registrado a nombre de Jorge Salazar Ochoa, con domicilio en Colima, informó por su parte este jueves el gobernador de ese estado, Mario Anguiano, un ciudadano que, según el mandatario estatal, tiene una forma de vida que no corresponde a la del dueño de un avión privado.
El estado de Apure es un lugar desde donde aviones aterrizan en pistas clandestinas, según el gobierno venezolano, lleno de droga transportada desde Colombia. Sin embargo, el gobierno venezolano tampoco ha confirmado si la aeronave está relacionada con el tráfico de drogas, o si fue decomisado algo antes de que el avión fuera destruido.