Ciudad de México (17 febrero 2025).- Francisca Viveros Barradas, Paquita la del Barrio, quien trabajó incansable y dando batalla a diversas enfermedades hasta su fallecimiento este lunes 17 febrero, a los 77 años, siempre afirmó que ganó más aplausos que dinero y -siendo una mujer de pocas palabras- enfática rechazaba ser icono del feminismo.
El deceso ocurrido en su casa en Veracruz fue confirmado en su cuenta oficial de Instagram a través de un comunicado.
«Pedimos de la manera más respetuosa a todos los medios de comunicación y a la opinión pública que nos brinden espacio y comprensión para que su familia pueda vivir su duelo en privacidad y paz», se lee.
Con un breve destello de gozo, cuando se le preguntaba cuál de las definiciones con las que se referían a ella le gustaba más si la ¿reina del pueblo?, ¿la guerrillera del bolero?, ¿defensora de las mujeres?, o simplemente Paquita la del Barrio. “Ahí que me digan como quieran, yo no sé”.
La reconocida y querida cantante, con más de cinco de décadas de trayectoria, nacida en Alto Lucero, Veracruz, el 2 de abril de 1947, hizo célebres frases como “Me estás oyendo, inútil?!”, así como temas puntillosos contra el género masculino como Rata de dos patas, Tres veces te engañé y Cheque en blanco, convirtiéndose en gran inspiración y símbolo para las mujeres en su empoderamiento y resistencia frente a la cultura machista.
En febrero de 2024, la intérprete quien se caracterizaba por ser franca y auténtica, dijo en entrevista con La Jornada: “aunque lo digan todos los demás, no soy un icono” feminista.
Hubo un tiempo, dijo, “en que al principio de mi carrera me sentí encasillada con esta imagen, pero si se da usted cuenta, las mujeres ya no son las mismas desde que escuchan a esta servidora, pues agarran las canciones para defenderse, pero no para otra cosa”.
Puntualizó: “Sí he abierto los ojos de las mujeres con mis canciones, pero no lo digo porque no me gusta, pero a ustedes (los periodistas) no tengo nada que ocultarles. Si ellas agarran las canciones para defenderse, ¡qué bueno que sirvan para algo!, y así olvidar penas, tristezas, y que no nos apantallen”.