Las protestas se multiplicaron en Estados Unidos tras la muerte de George Floyd, el afroamericano que falleció la semana pasada tras ser asfixiado en el suelo bajo la rodilla de Derek Chauvin, un policía blanco, en Minneapolis.
Ante los disturbios, Donald Trump (el presidente estadounidense) adoptó un tono autoritario y, entre otras cosas, sugirió una intervención militar con fuego real o inclusive decretar como una «organización terrorista» al movimiento antifascista Antifa, a quienes el mandatario acusa de liderar la violencia en las manifestaciones.