Álvaro Corcuera, fallecido el lunes de esta semana, fue el formador de las generaciones más relevantes de Legionarios de Cristo; fue quien junto con el cura Marcial Maciel colocó a los sacerdotes en los dicasterios clave de la Santa Sede, donde jugarían un doble papel: servir incondicionalmente a la doctrina y ser espías de lo que sucedía en Roma, saber quién era quién, indicó el ex sacerdote Alberto Athié.
En entrevista para Aristegui CNN, apuntó que el sacerdote Corcuera era el “modelo acabado” de legionario que Maciel buscaba, debido a que la generación anterior de Maciel la destruyó, “abusó mucho de ellos, los desgastó en la búsqueda de la droga, los utilizó para conseguir mucho dinero con los cuales fundan las escuelas pero los despersonalizó, los hizo pedazos”.
El ex sacerdote hizo un llamado a la Santa Sede para no seguir con sus procesos internos, burlándose de las autoridades civiles a nivel mundial.
Y lanzó la pregunta: ¿tiene derecho el Estado Vaticano y la Santa Sede de llevar a cabo procesos administrativos por su cuenta, en secreto?, en lugar de entregarlos a las autoridades correspondientes.
El nombramiento de Corcuera por parte de Maciel, fue algo que le agradó a la congregación debido a que “es más suave, más dúctil en el manejo y al mismo tiempo es feroz, cuando viene la denuncia pública por parte de los ex legionarios, él operó toda la estrategia en Roma para descalificar de los ex legionarios, al grado que llegó a tener la reunión con el Papa Juan Pablo II que cuenta la periodista Valentina Alazraki donde el Papa pregunta ¿es verdad o no es verdad respecto de las acusaciones?, Corcuera responde es todo falso, es un complot santo padre… aprendió a mentir donde hay que mentir “, explicó Athié.
El haberle mentido al Papa significa que él sabia, aunque él dijo que no sabía, Corcuera es un hombre que estaba acostumbrado a mentir en donde fuera necesario con el objetivo de salvar a la legión, contó el ex sacerdote.
Hizo el señalamiento de que Corcuera era un hombre acostumbrado a mentir sistemáticamente, y que se le puede dar un seguimiento en eso.
Comentó que “así como Maciel tuvo una doble vida, tuvo una doble muerte, la muerte real que conocemos incluso por datos del padre Garza Medina es que no quiso confesarse, no comulgó, no recibió ninguna asistencia espiritual y murió solo como un hombre que entra en una agonía, además por el helado que le han de ver acercado y que tenía problemas de diabetes pues lo llevaron obviamente a un coma diabético muy fuerte”.
Y agregó que “por el otro lado viene la reconstrucción de la muerte del santo, esa reconstrucción de la muerte del santo la hace el padre Corcuera, la primera expresión es la de besarle la mano al padre Maciel ya muerto, presentarlo con imágenes de la virgen, del Papa y un crucifijo, la otra hacer como que le está dando la comunión, los santos óleos, es decir, reconstruye la imagen de un santo que muere y eso lo hace el padre Corcuera”.