Como si fuera el símbolo propio de una nación en duelo, una nube gris oscuro cubre el cielo de Johannesburgo este viernes.
La lluvia amenaza mientras los sudafricanos salen a las calles con banderas e imágenes de Nelson Mandela, bailan y cantan.
En el suburbio de Houghton, niños escriben «te amamos Mandela», con piedras en el pasto. Cerca, animales de peluche y flores se acumulan por montones.
Otros lloran mientras encienden velas.
Mandela, el primer presidente negro de Sudáfrica, murió este jueves a los 95 años. En años recientes había luchado con problemas de salud, incluida una infección pulmonar recurrente por la que fue hospitalizado varias veces.
El presidente Jacob Zuma anunció la pérdida este jueves por la noche, cuando muchos sudafricanos estaban dormidos. No supieron de la nonticia hasta este viernes por la mañana.
«Me desperté y me sorprendí cuando lo vi en televisión», dijo Wildon Mudau, un taxista en Johannesburgo. «Es triste, pero ¿qué podemos hacer? Dejarlo descansar en paz. Es tiempo… Madiba ha trabajado muy duro para unirnos”, agregó.
Los sudafricanos se refieren con cariño a él como Madiba, el nombre de su clan.
En el pueblo de Soweto, donde Mandela vivió antes de que fuera encarcelado durante 27 años, pósters gigantes de su rostro adornan las paredes. Los residentes rodean su antigua casa de ladrillo rojo y cantan canciones de libertad.
Alrededor del mundo, donde hay monumentos dedicados a él, la gente lleva flores y velas; multitudes se reúnen afuera de la embajada de Sudáfrica en Washington.
Aficionados al cricket australianos y británicos guardaron un momento de silencio en Adelaide, Australia.
«Admiraba a Mandela (porque) no tenía envenenado su corazón», dijo Leo Udtohan, de Filipinas. «Aprendió a perdonar a pesar del horror que experimentó en prisión».
En el legendario teatro Apollo de Nueva York, en el barrio de Harlem, la marquesina se encendió en tributo al líder sudafricano.
«A la memoria de Nelson Mandela, 1918-2013. Él cambió nuestro mundo».
El expresidente visitó el teatro en 1990 el mismo año en que fue liberado de la prisión.
A unos 12,800 kilómetros de distancia al norte de Johanesburgo, en París, líderes de los 53 países que acudían a una cumbre de paz y seguridad guardaron un minuto de silencio por Mandela este viernes.
El Palacio de Bukingham, en Londres, bajó sus banderas a media asta.
Con sus enfermedades recientes, los sudafricanos parecían preparados para lo peor.
“Sabíamos que nos dejaría en algún momento”, dijo Tony Karuiru, un residente de Johannesburgo. «Pero esperábamos que nos acompañara durante la temporada de fiestas. Son las fiestas, solo deseaba que Dios le hubiera dado unos días más con nosotros».
«Yo solo estoy contento de que finalmente encontró su lugar de descanso», dijo el iReporter Omekongo Dibinga de Washington. “Desde el drama familiar hasta sus problemas de salud, parecía que nunca descansaría en sus últimos años. Ahora espero que finalmente pueda hacerlo, pero probablemente continuará observándonos con frustración».
Si ataúd será expuesto por varios días en Pretoria. La próxima semana, será transportado a su lugar de nacimiento, Qunu, para un funeral de Estado y el entierro, informaron fuentes.