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Ciudad de México (12 Octubre).- Las historias de crímenes en México superan la fantasía de Hollywood en estos un alto porcentaje son adolescentes quienes se iniciaron con el crimen organizando, incluso asesinado a su propia familia.
Una de estas historias es la de un joven que hace cinco años secuestró a su hermano y lo desapareció por orden de un grupo del crimen organizado. Fue su prueba de lealtad. Los lazos sanguíneos quedaron en el olvido.
Otra es la de un chico detenido por torturar a las personas que secuestraba la organización delincuencial a la que pertenecía. No sólo eso. Se grababa con su celular en el acto de tortura.
Lo que ocurre en las cárceles es sólo muestra de cómo miles de niños, niñas y adolescentes de todo el país terminan en las filas del crimen organizado y la delincuencia común. El halconeo para el que eran utilizados hace algunos años ha quedado atrás. Ahora los ilícitos que cometen son homicidios, secuestros, tortura, robo, venta de drogas, extorsión y más.
En el país, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) detuvo a seis mil 282 adolescentes de 15, 16 y 17 años de edad, incluidas 746 mujeres, entre el 1 de enero de 2000 y el 31 de diciembre de 2020, indican datos obtenidos vía transparencia. Todos fueron puestos en calidad de presentados ante las autoridades competentes.
Tamaulipas, Guerrero, Nuevo León, Colima y Michoacán son los estados donde el Ejército ha realizado las mayores detenciones. En Tamaulipas fueron aprehendidos mil 157 adolescentes.
Algunos factores que llevan a un menor a ser atraído o cooptado por el crimen son la desintegración familiar, la falta de recursos económicos, los núcleos familiares violentos, el uso de sustancias, el poder que ofrecen las armas y el dinero, sentirse identificados con un grupo delictivo, que alguno de sus padres esté recluido en la cárcel, que algún familiar pertenezca a un cártel y la narcocultura.
Lo otro es la falta de cariño en el núcleo familiar, tener familias disfuncionales y crecer en un ambiente carcelario.
“Estos grupos los acogen, los miman. Se sienten queridos a su manera, se sienten identificados, a diferencia de los grandes que ‘chapulinean’ defendiendo al cártel que más beneficios les traigan. Los adolescentes se identifican, se tatúan tal cual el cártel”, lamenta.
A esto se agrega que algunos siguen los pasos de sus padres al visitarlos en centros penitenciarios.
“Es como los padres que son policías, los niños quieren ser policías, contadores o periodistas. La idea es esa: seguir los pasos de sus padres y de repente conocen las cárceles desde temprana edad. Para ellos se les hace normal”, subraya.
De acuerdo con el informe Reclutamiento y utilización de niñas, niños y adolescentes por grupos delictivos, del Observatorio Nacional Ciudadano y la Red Por los Derechos de la Infancia en México, se estima que alrededor de 250 mil menores de edad se encuentran en riesgo de ser reclutados y utilizados por grupos delictivos.
En días recientes, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que gracias a las becas y programas como Jóvenes Construyendo el Futuro han dificultado el reclutamiento de menores de edad. Sin embargo, hasta el momento no se ha presentado alguna evaluación, estudio o evidencia por parte de su gobierno que confirme la disminución del reclutamiento.
Para Carlos Vilalta no es una cuestión solamente económica. Hay que estudiar el origen y esto tiene que ver con la unidad familiar y el apoyo de escuelas, guiando a los niños, niñas y adolescentes a través de una orientación, una vocación.
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