Tigres de papel
Francisco Javier Mares
Gracias, Serrat
Zapopan, Jalisco.- La belleza de la diversidad generacional, vestidos, género, quehaceres, capacidades motrices, la intensidad de los bríos en los grupos festivos y de los lobos solitarios envueltos en su melancolía, suman casi cinco mil individuos en un auditorio fiel que tributa a su oficiante en retirada.
‘El vicio de cantar 1965-2022’, la última y nos vamos, que comenzó en abril en Nueva york y acabará en diciembre en la cuna de Barcelona, pasó por acá este jueves 12 de mayo (2022), ‘Día de las Enfermeras’ y cumpleaños de Homero Simpson, antes de que ese canto en vivo se vaya del país, para siempre, luego de un par más en el Auditorio Nacional: el adiós de Joan Manuel Serrat a México.
-«Hoy he venido a despedirme de ustedes personalmente, como corresponde. Darles las gracias por tantos años de compartir. No sean demasiado afectuosos, porque estoy demasiado sensible –suplica Serrat, mientras exagera un mohín-, y quién sabe si llegaré al final del concierto…
A los 78 años de edad y 57 en las tablas, Joan Manuel Serrat es el desenfado de siempre, en mezclilla, una camiseta de cuello redondo y un saco negro encima.
-«Espero que sí, quién sabe y en caso de que no llegue al final –gesticula-, siempre podrán ustedes presumir: ‘Yo estuve ahí’. De modo que en previsión, guarden ustedes los boletos, no les regresarán el dinero, pero al menos podrán presumir: ‘Yo lo vi caer’…” -continúa, ahogado por una alarma de risotadas.
Porque a Serrat, además de cantar, hay que escucharlo hablar.
-“Las canciones están construidas de inventos y, sobre todo, de recuerdos, memoria y fantasía, porque ni nuestra memoria es tan fiel, ni tampoco los recuerdos son tan sinceros –Recordar, como ustedes saben, viene del latín ‘recordis’, que quiere decir ‘volver a pasar por el corazón’, nuestros antepasados pensaban que la memoria y las emociones residían aquí, en el corazón”.
Cita Serrat a Gabriel García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla…”
Así que Serrat confiesa que nunca estuvo enamorado de un maniquí, no de cartón piedra; que 40 años después no sabe cómo se llama esa ‘Señora’, porque el trato siempre fue así: ‘Señora por aquí, Señora por allá…’, y que la mujer jamás se bañó en agua bendita.
-“Sólo hay que escuchar a las parejas en la mesa de al lado, explicar algo que vivieron en común y cómo se corrigen el uno al otro… La realidad es mucho mejor cuando se imagina” –y este un recital para bordarla de nuevo, para hacer bromas a costa propia, para caminar de la mano de la añoranza y para decir adiós.
Las canciones, corrige a la Academia, son algo más que composiciones con música y letra. Construyen con palabras y con música, historias que vuelcan emociones…-Y como diría Cantinflas, ‘Ahí está el detalle’, apunta Serrat francamente divertido…
A ‘Dale que dale’, seguirán ‘No hago otra cosa que pensar en ti’, ‘El Carrusel del Furo’, ‘Señora’, ‘Lucía’, y ‘Romance de Curro el Palmo», tal vez demasiado temprano –Al centro del aforo, en la penumbra, en un par de ocasiones se levanta una bandera de la comunidad LGBTIQ+, a la que ni Serrat ni la concurrencia hacen mucho caso.
A Serrat lo acompañan siete músicos que se multiplican, con el piano de Ricard Miralles, a la cabeza. Pianista y compositor, Miralles, catalán como él, está con él desde el principio y se irá con él. Acompañan teclados, un contrabajo y una batería; un saxofón, clarinete, acordeón, guitarra eléctrica y acústica, violín y coros.
Un espontáneo generoso alcanza un sombrero de charro, marca de la casa, al escenario. Serrat se acerca, desmesura los ojos: “Yo no me pongo eso, agradezco mucho, pero…”’, refunfuña mientras lo lleva a la cabeza y hace un Jorge Negrete, a pulmón abierto: «¡El águila siendo animal, se retrató en el dinero…!» El encuentro corre así, con el talento y el humor de Joan Manuel Serrat en el escenario, y un gentío incondicional que desborda las butacas del Auditorio Telmex, porque codo a codo son mucho más que dos.
-‘Las pequeñas cosas’, ‘Algo personal’, ‘Para la libertad’, ‘Mediterráneo’, ‘La Fiesta’; ‘Cantares’; ‘Tu nombre me sabe a hierba’… Serrat, canta ‘Hoy puede ser un gran día’, en la pantalla a su espalda irrumpe la imagen de la ‘Mona Lisa’ de Da Vinci, tirando ‘dedo’; los senos casi al aire; con el rostro del ‘Joker’; el gesto desquiciado de Nicholson, en ‘El Resplandor’; el traje de ‘Superman’; atenta al Iphone; bajo la secadora de pelo; cuando luce el ‘jersey’ del Barcelona, el Serrat hincha secunda con el puño. Hace calor.
EL ADIÓS
Entre otros muchos males, la pandemia trajo al mundo el anuncio del retiro de Serrat. “Es una decisión guiada más por el sentimiento que por la razón. Empezó con el ‘Covid’ que nos alejó de los escenarios. Fueron dos años largos, duros, con grandes pérdidas, y con mucho tiempo de reflexión”, dijo a ‘El País’.
-“Este es un mundo distinto, de la gente con mascarillas -medita en voz alta Serrat, ahora, sobre el escenario-Han sido demasiadas las personas y demasiadas las esperanzas que hemos ido perdiendo en el camino. Si hablamos de nuestro planeta, nuestra casa, la situación es extraordinariamente más grave…”
Rumbo al final, rinde culto al poeta Miguel Hernández, muerto en una cárcel franquista, al cantar la versión musicalizada de su poema, que iniciada le entregó Alberto Cortés, ‘Las Nanas de la cebolla’
Nacido en un barrio popular de Barcelona en 1943 -su madre, una rebelde aragonesa y su padre, político anarcosindicalista-, justo tres décadas después, acusado por el franquismo de ‘injurias al Estado’, Joan Manuel Serrat emprende la ruta del exilio a México -En 1968, Joan Manuel Serrat cantaba en la televisión española en blanco y negro y en catalán. ‘Me gusta cantar en la lengua que me prohíben’. Franco odiaba eso-. Lo acogió la familia asturiana de Paco Ignacio Taibo, PIT I, historiador y escritor.
-“Esta tierra no es fácil, es la patria del surrealismo. Aquí el surrealismo es una novela infantil. Tiene tanta capacidad de amar, este pueblo, de entregarse, de adoptarte. Y se los digo, porque yo he tenido esta experiencia, directamente. Llegué en un tiempo en el que tuve las puertas cerradas en mi casa, y aquí me las abrieron de par en par. Esta experiencia la conozco suficientemente. En estos momentos, uno no está para lamerle las nalgas a nadie ya. Sí está para agradecer todo lo que ocurrió. No quiero ahondar mucho, porque lo que tendría que contarles… pues, lo voy a vender en un libro de memorias –amaga el trovador. entre carcajadas de aprobación-. Los amo, los he amado y seguiré amando”.
-“De vez en cuando la vida nos besa en la boca/ Y a colores se despliega como un atlas/ Nos pasea por las calles en volandas/ Y nos sentimos en buenas manos…”
Los aplausos de pie acompañan la despedida y se siguen de largo hasta reencontrarse con el ‘encore’ de ‘Penélope’, la canción que lo trajo a México y que gana el consenso a gritos.
El público atisba las puertas de salida y alcanza los pasillos cuando Serrat regresa inesperado, y asombra al entonar ‘Las Golondrinas’, que arrancan de cuajo a una nostalgia nonata. La firma con un muy nacional ¡Viva México, Cabrones!, arropado en el relajo, que no en la proclama. La segunda tanda, larguísima, de aplausos de pie, agradece al intérprete que desaparece en el cortinaje.
Aquello es un rompecabezas, porque Serrat aparece de nuevo, en los balcones hay butacas desiertas –“Ustedes, me han hecho mentir: uno canta ‘Las Golondrinas’ y al carajo…” -Que faltan cinco canciones, confía una acomodadora para lograr que los corredores atestados se vacíen –no pocos se hacen de asientos que no son los adquiridos, para continuar el coro.
-“El sacristán ha visto/ Hacerse viejo al cura/ El cura ha visto al cabo/ Y el cabo al sacristán/ Y mi pueblo después/ Vio morir a los tres/ Y me pregunto por qué nacerá gente/ Si nacer o morir es indiferente…”, recrea Serrat a su Pueblo blanco.
Un devoto se escurre al escenario, intenta abrazar al Nano, éste recula sonriente, dos guardias echan mano al impertinente y el recital se extingue.
-“Tocaré y compondré en casa, es posible que grabe un disco. Pero no volveré a los escenarios…”, ha dicho Serrat.
En el resto de la zona metropolitana de Guadalajara, veían futbol…
(A)La Jaula
Un ‘Breack’
Sí, sí, lo sabemos, luego hay que regresar a hablar de las torpezas y los trinquetes de los políticos…
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