De futbolista a panadero

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Era el ídolo para los americanistas, su nombre era coreado en los partidos del equipo América, ahora el exjugador del Club América y de la selección paraguaya de futbol, Salvador Cabañas, ayuda a sus padres en la panadería de la familia para sobrevivir, tras haber perdido todo, desde aquel fatídico disparo que recibió en la cabeza en un centro nocturno de Ciudad de México hace cuatro años.

Después de estar en la cima del futbol mexicano y estar al borde de la muerte, perdió todo incluso quedo imposibilitado para seguir jugando como futbolista profesional.

«Voy a salir adelante», señaló durante una entrevista concedida a la AFP, en la modesta vivienda donde nació, en Itaguá (Este), a 30 km de Asunción.

Durante la plática Cabañas admitió que está separado de su pareja, María Lorgia Alonso, quien está a cargo de sus niños Santiago (13) y Mía Ivonne (9) en su lujosa mansión de Asunción, valuada en unos 5 millones de dólares.

También le atribuye haberse apoderado de sus bienes, durante su convalecencia, en connivencia con su representante y el abogado.

«A medida que pasa el tiempo me voy dando cuenta de muchas cosas», observa Cabañas al aludir a presuntos manejos turbios de su exrepresentante José González y de su propia expareja. «Hasta el abogado se vendió a ellos», dijo.

Como parte de su rutina Salvador se levanta a las cuatro de la mañana para disponerse a repartir pan en una camioneta a los clientes de su padre, don Dionisio, y su madre, doña Basilia Cabañas.

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«Repartimos por los alrededores de Itaguá, Ypacarai, San Bernardino. Me gusta el trabajo. La gente me reconoce y me pregunta… sobre futbol claro. Yo les digo que me divierto mucho».

«Aquí estoy, tratando de recuperarme»

El pasado mes de enero se cumplieron cuatro años del fatídico momento en que el futbolista recibió un disparo.

Era la estrella del América, el club millonario de México. Ostentaba el récord de goleador de la Copa Libertadores por dos años consecutivos y se encontraba a seis meses del Mundial de Sudáfrica 2010.

«Cuando sucedió aquello (el disparo) yo había firmado un pre-contrato por 1,700,000 dólares para una transferencia a Europa. Me dijeron que mi destino sería el Manchester United. El América me retuvo. Me dio un departamento en Acapulco y otro en Cancún. Me dobló mi salario…», señala.

En ese sentido, dijo haber tenido un sueño cuando su vida estuvo pendido de un hilo en el transcurso de sus 23 días en terapia intensiva en un nosocomio de la capital mexicana.

«Mi abuela Basilia me decía que iba a salir adelante», relató. 

«Y bueno, aquí estoy, tratando de recuperarme. Tengo mucha fe a pesar de que perdí todo», concluyó.


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