Sufre América, pero ya está en semis

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América sufrió, pero está en semifinales por su mejor posición en la tabla. Un cabezazo de Goltz  decretó el 1-1 global e inclinó la balanza a favor de América; sólo así calificaron las Águilas. Poco queda de aquel líder general: poderoso en ataque, goles de gran calidad y dinámico en ofensiva. Pumas se fue del torneo con la cara en alto, vendió cara la derrota, recuperó la mística pero le faltó aprovechar una de las ocasiones que generó.

Pumas controló con facilidad a las Águilas durante el primer tiempo. Los locales evidenciaron falta de ideas claras para desestabilizar el aparato defensivo universitario. Rubens Sambueza, quien reaparecía tras una lesión, se vio disminuido físicamente; por esta razón, los azulcremas no tuvieron acciones sobre el arco de Saldívar. Layún, Mendoza y Rey estuvieron lentos para combinarse. Oribe Peralta luchó todo el tiempo contra los dos centrales, ese sería su partido.

Sin acciones de gol, pero con la tensión en el césped del Azteca, Pumas ganó en confianza. Herrera y Dante López se sacrificaron por el equipo. Sosa mostró seguridad y aplomo en su trabajo de medio campo y Romagnoli junto a Cabrera organizaban a los suyos en el sector defensivo. Ni qué decir de Verón, acostumbrado a ser el mejor de Pumas en los duelos de liguilla.

En los últimos minutos del primer tiempo Moisés Muñoz rechazó un disparo de media distancia que puso a temblar a los azulcremas. Y de paso fue el preludio de lo que ocurriría en un gran lapso del complemento. Ingresó Díaz por América, el cambio le dio frescura e imaginación por banda izquierda, mas las jugadas de peligro eran de los auriazules. Sosa corrió con el balón por la derecha, entró al área, recortó, pero el segundo regate no fue efctivo y la ocasión se abortó.

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Luego fue Herrera quien por la misma zona reventó su disparo en el cuerpo de Muñoz. América jugaba mejor por la colaboración de Díaz, pero le faltaba precisión en el último pase. Parecía que Pumas conseguiría el gol en cualquier jugada de contra. Tras ese par de tiros, Saldívar comenzó a tener trabajo en su meta y cortó varias jugadas de peligro. Un disparo sorpresivo de Rubens se perdió por encima de la portería universitaria, hasta entonces la jugada más peligrosa de América.

También Miguel Layún disparó a gol en un contragolpe, el capitán quiso superar a Saldívar con un toque lleno de clase desde los límites del área, su disparo se perdió cerca del poste derecho. La felicidad americanista llegó hasta el minuto 75; en un tiro de esquina Pablo Goltz apareció solo casi en el punto de penal para cabecear picado y vencer la estirada del novato pero muy seguro Saldívar.

América tenía el gol en la bolsa, el gol que significaba el pase. Entonces los de Coapa retrocedieron, la estrategia era defender. Pumas no pudo generar peligro verdadero, la prisa por marcar los nubló en todas las ocasiones que tuvieron el balón. Pero había tensión y emoción en el campo del Azteca. En el último minuto Saldívar rechazó el disparo de Layún que liquidaría el juego.

No hubo más. Pumas se fue del torneo con la cara en alto, luchó hasta el final y se fue en paz con su afición y consigo mismo. Con muchas dificultades y con pocos argumentos América se instala en las semifinales, pero con la encomienda de reencontrar el gol y el funcionamiento colectivo.


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