MATRIMONIOS IGUALITARIOS: DERECHOS CUMPLIDOS POR OFICIO

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Por: Federico Velio Ortega 

El derecho al matrimonio igualitario, que debería anunciarse con bombo, platillo y tambor, saliendo por el frente y con la frente en alto, salió por la puerta de atrás, entre sombras y con un dejo de vergüenza. La vulgaridad de un simple oficio girado a las oficinas de Registro Civil mostró que la Secretaría de Gobierno hizo lo que debe corresponder al Congreso del Estado.

Y eso no es ha sido posible porque una gris bancada blanquiazul se encuentra agazapada atrás de su no menos gris coordinador, que medio hace como diputado lo que no pudo ni supo hacer como secretario de Gobierno.

Encerrado en la defensa a uno de los suyos, procesado por abuso sexual (luego de que le reclasificara la fiscalía “autónoma” una violación sexual, el Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional (GPPAN) sólo ha subido a tribuna a que sus integrantes lean (y muy mal), lo que les escriben con instrucciones desde el Poder Ejecutivo. Sólo les consuela, alimenta el ego y mantiene su fuerza su petulante condición de mayoría.

La circular girada por Libia García, secretaria de Gobierno, para anunciar que ya no se necesita un amparo para el matrimonio civil entre personas del mismo sexo, es para festejarse como un golpe al conservadurismo en el poder, pero también evidencia la soberbia de una bancada panista que se resiste a aceptar que está derrotada por la realidad innegable de la existencia de una sociedad diversa y la vorágine de derechos humanos que exhiben la anquilosada doctrina de la derecha guanajuatense.

Desde 2012, la izquierda partidista ha impulsado el matrimonio igualitario, principalmente vía el Partido de la Revolución Democrática (PRD) con una discreta, oportunista y timorata suma del Revolucionario Institucional (PRI). En la anterior legislatura se unieron por esa causa el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y lo que quedaba del PRD.

Apenas inició la actual legislatura, se empezó a debatir y discutir para que se legislara en torno al matrimonio de parejas del mismo sexo. A Morena se le sumó el resto de la oposición: PRI, Movimiento Ciudadano y Verde Ecologista de México. El PAN se mantuvo firme en su postura, pues consideran que aceptar este derecho es abrir la puerta a legalizar el aborto (que ya está despenalizado).

Por encima de la cerrazón panista, el matrimonio igualitario, que arrancó su historia en Guanajuato con el impulso de una diputada perredista (Guadalupe Torres Rea) y un legislador priista (Guillermo Romo), se convirtió en una realidad, pero era necesario promover un amparo para hacerla efectiva.

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El que la Suprema Corte de la Nación haya fincado jurisprudencia en la materia y los apoyos y candidaturas de integrantes de grupos de la diversidad sexual, impulsadas primero por el PRD y recientemente por Movimiento Ciudadano, mostraron una fuerza política evidente.

Hasta la empanizada Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato tuvo que ceder a su resistencia y recomendar que se reconociera la ejecución de esa disposición.

Grupos y organizaciones de derechos humanos como el Colectivo Seres presionaron durante años para hacer valer ese derecho; la proactiva Amicus DH presentó una demanda de amparo contra las y los diputados por omisión legislativa.

La presión era tal que el panismo legislativo debía ceder, sobre todo en el contexto de los altos niveles de violencia contra las mujeres en la entidad y el más reciente caso de Jorge Romero, señalado de violar a por lo menos dos mujeres. El gris Luis Ernesto Ayala consultó a su bancada y sólo 7 de 21 diputados se pronunciaron a favor.

Por eso la exdiputada Libia Dennise García Muñoz Ledo debió hacerle el trabajo a los que desde la curul cobran por decir “como usted mande, Señor Gobernador”.

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Apabullados en los debates en tribuno, las y los diputados panistas sólo tienen la fuerza, que no la moral ni la ética, de ser mayoría. Una y otra vez son exhibidos por una oposición morenista poco eficiente y nada propositiva, pero estridente, que grita en Guanajuato como les gritan en el congreso federal y patalean ante la soberbia local que los morenos replican en lo nacional. Los gritos y los berrinches, sin embargo, no le quitan verdad a mucho de lo que dicen y reclaman en tribuna.

Unos (Morena, Movimiento Ciudadano, el Verde y sectores del PRI) hacen algarabía por una causa a la que se han subido y otros (los panistas) callan desde el búnker del Congreso, donde hay que sortear a guardaespaldas para si acaso se quiere acercar a ellos. Si tuvieran dignidad, estarían avergonzados.

El movimiento de la diversidad sexual celebra el beneficio; otros celebramos un triunfo más del largo camino por el reconocimiento y respeto a los derechos humanos.


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